Sánchez deja el PSOE bajo el control de Moncloa e impone perfiles de gestión a un año de las generales

Pedro Sánchez, tras convalidarse el plan económico contra la guerra.
Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados.
EFE
Pedro Sánchez, tras convalidarse el plan económico contra la guerra.

El movimiento político denominado como 'sanchismo' ya solo tiene un miembro: el propio Pedro Sánchez. Así se deduce de la cascada de cambios en el PSOE que ha promovido el secretario general, que también es el presidente del Gobierno. Es este matiz el que lo marca todo porque, a poco más de un año del examen al que se presentará para revalidar su puesto, Sánchez quiere que la Moncloa y Ferraz, cuartel general de los socialistas, vayan al unísono. La fórmula encontrada ha sido la de dar los mandos de la formación a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la voz a la responsable de Educación, Pilar Alegría. Por contra, la gran perdedora ha sido Adriana Lastra, la copiloto del coche con el que Sánchez recorrió España para volver a liderar el partido y, a la postre, España.

El presidente llevaba tiempo sopesando cambiar cosas en el partido. Dos derrotas electorales, primero en Castilla y León y luego Andalucía, y una sensación de pesimismo instalado en el electorado pese a controlar el Boletín Oficial del Estado (BOE) no era para menos. La duda era si el golpe de timón iba a llegar antes o después de las vacaciones. La dimisión de Lastra el lunes lo precipitó todo. Tras dos semanas en las que parecía que el Gobierno -y, en especial, Sánchez- volvían a elevar el vuelo tras ser anfitriones de la Cumbre de la OTAN y celebrar un Debate sobre el estado de la Nación del que el presidente salió reforzado, la hasta entonces vicesecretaria general anunció su marcha. Adujo problemas personales, pero detrás también había causas políticas.

Organigrama del PSOE con Montero
Organigrama del PSOE con Montero
Carlos Gámez

Pese a ganar galones dentro del partido, dejar de ser la portavoz del PSOE en el Congreso en septiembre de 2021 le hizo perder perfil político. Empezaron ahí los roces con Santos Cerdán, que sustituyó a José Luis Ábalos al frente de la secretaría de Organización. Al principio la batalla era soterrada, pero terminó haciéndose pública con diversas filtraciones interesadas. Sánchez, contrario a las peleas públicas -como se demostró con Carmen Calvo e Iván Redondo, dos de sus pesos pesados que terminaron fuera de Moncloa por este motivo-, les advirtió. Dicho y hecho. 

De momento, Cerdán sobrevive. Pese a los rumores, está previsto que el sábado sea ratificado en el Comité Federal, aunque puede que su tarea quede diluida por la tarea que ocupará la mayor parte del tiempo en Ferraz: sintonizarse mejor con Moncloa. Para ello, Sánchez pone al frente del PSOE a María Jesús Montero, quien se lo agradeció ayer a través de Twitter. Con "responsabilidad, orgullo y agradecimiento" dijo recibir el encargo del presidente. 

Además de Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, Montero es uno de los pesos pesados del Ejecutivo. De hecho, fue la portavoz de la coalición desde enero de 2020 hasta julio de 2021, cuando Sánchez acometió su última revolución en el Consejo de Ministros y decidió que fuera sustituida por Isabel Rodríguez, que hasta entonces era alcaldesa de Puertollano y que fue premiada con la cartera de Política Territorial. Hábil negociadora -no en vano, Montero ha logrado aprobar dos Presupuestos Generales del Estado con una coalición sin mayoría absoluta-, su nombramiento también es un mensaje político en sí mismo. 

Con la elección de la ministra de Hacienda como vicesecretaria general del PSOE, Sánchez también cierra definitivamente las heridas que podían quedar en el partido de las primarias de 2017 al elegir a la portavoz de la candidatura con la que Susana Díaz le plantó cara al presidente y en la que también participó el otro gran fichaje de Moncloa para el PSOE: Pilar Alegría. A partir del sábado, la ministra de Educación será la portavoz de los socialistas, en detrimento de Felipe Sicilia, muy cercano a Lastra. 

La ministra venía sonando con fuerza por los pasillos de Ferraz como figura emergente, algo que queda confirmado ahora con su fulgurante ascenso. Hace siete años fue nombrada consejera de Innovación, Investigación y Universidad de Aragón. En 2019 ganó las elecciones municipales de Zaragoza, aunque no pudo gobernar, y hace un año fue nombrada responsable de Educación.

La vuelta de los López

El cese de Sicilia no es el único que habrá en las portavocías. Y es que el presidente también ha decidido restituir a uno de sus antiguos rivales, Patxi López, que se encargará de ser la voz del PSOE en el Congreso de los Diputados. Su nombre estaba en boca de todos, aunque eso siempre ha sido así cuando el partido ha pasado por horas bajas. También cuando descabezaron a Sánchez. Su tarea ahora será diferente, pues deberá intentar que los logros parlamentarios del Ejecutivo, que estando en minoría ha aprobado más leyes que Mariano Rajoy en su primera legislatura, se destaquen más y no se oiga tanto el ruido que se genera cada vez que los socialistas pactan con ERC o Bildu. 

Por último, Sánchez también estudia la creación de un grupo al máximo nivel dentro del PSOE en el que estarían varios ministros y, también, su jefe de Gabinete, Óscar López. De esta forma, vuelve a introducir en la primera línea de Ferraz a un hombre de partido que ya rescató el pasado año para Moncloa López, Sánchez y también Antonio Hernando -otro defenestrado por el 'sanchismo' y recuperado hace pocos meses por el presidente- trabajaron juntos en el equipo de Pepe Blanco cuando éste era secretario de Organización. Después, Sánchez se convirtió en secretario general, Hernando en portavoz en el Congreso y López en el rostro de los socialistas en el Senado, aunque la abstención para hacer presidente a Rajoy rompió la relación entre los tres. 

La ruptura derivó en que Óscar López estuvo después a los mandos de la campaña del otro López, el exlehendakari. En la nueva etapa, no formó parte de la Ejecutiva ni del Comité Federal, algo que Sánchez prevé rectificar ahora, a poco más de un año de las generales.

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